jueves, 12 de noviembre de 2015

CARTA DE DESPIDO


Buenas tardes, te escribo para decirte que vuelves a caer en la misma palabra muerta de la sin razón que aleja los dolores de cabeza de la conciencia, sabiendo, por las señales de trafico, que de nuevo cogiste la salida equivocada, sentado otra vez en el bordillo de la parada de autobús se vislumbra al fondo la luz del túnel mas pequeña y ridícula que antes.

Hubo un momento en el que la ilusión se confundió, sin saber por que, y se convirtió en una falsa sensación de creer que todo era posible, saboreando las tenues creencias de una nueva religión inventada por algún hipócrita empobrecido, tratando de soñar bajo la luz de una luna que parecía brillante hasta que te explotó en la maldita cara, dejándote mirando al infinito con los ojos del muñeco de trapo que usabas cuando eras un niño y tenias miedo de dormir solo.

¿Te importa?, a veces si y a veces no, eso dependerá de los fracasos que hayas tenido, pero cuando llevas a la espalda cargado un saco de piedras de molino, tal vez ya no sientas ni padezcas, tal vez la coraza forjada por el mago blanco de la esperanza sea tan fuerte que te aleje del tiempo y del destino, y tan solo hagas lo que debes hacer, seguir por la misma carretera hasta que tu coche se estrelle, o coger una nueva salida que aparezca en tu camino, dejando atrás las gotas de lluvia que intentaste un día alcanzar a pesar de que ellas caían mas rápido de lo que tu andabas.

Y una noche, miras las estrellas intentando distinguir cual es la que te vislumbra el camino, y cuando la ves e intentas dibujarla con trazos claros pero, se te atragantan los sentidos, se te irritan los ojos y ella desaparece, se va, se esfuma, pero sigue ahí, mirándote como a un ser indiferente al que decirle cosas alegres pero ya no alumbra tu camino, ya no, ahora esa estrella se ha convertido en fugaz y avanza persiguiendo al murciélago que cree que cogerá pero que es tan sumamente hermético que ni siquiera se da cuenta de que es ella la que lo persigue, la que se siente pequeña volando a su lado, y sabiendo que es mucho mas grande que el, mengua su luz para convertirse en una pequeña luciérnaga que acabara en las fauces del murciélago y sera devorada por sus colmillos, y tu no podrás hacer nada, tan solo mirar y sonreír falsamente, pues alguna vez tu también fuiste murciélago y por eso cambiarás de estrella y de luciérnaga.

La historia es cíclica, se repite una y otra vez, entonces te das cuenta a cada salida que siempre es la misma salida que se te escapa, el miedo a poner el intermitente pisar el freno y girar para cogerla es lo que agarrota tus brazos, tal vez sea eso el miedo a ponerte delante del espejo retrovisor y mirar lo que has dejado atrás, pero ya da igual.

Enhorabuena, porque a partir de hoy por fin te has dado cuenta todo se transforma dentro de ti para convertirte en lobo, pero no un lobo que aulla a la luna o a las estrellas, no, ahora eres un lobo sin manada que ya no vaga por el mundo, que no espera a que salga la luna para lanzarle sus lamentos, ahora eres El Lobo, ese lobo que persigue a las presas hasta la extenuación, valiente, decidido a cazar aunque ya apenas le queden dientes, pero que lanza los bocados que después escupirá sin complejos para limpiar la piel de su presa.

Por fin despiertas de ese run run atronador que te confunde cada vez que intentabas dibujar en el agua, y que sabias que era imposible, ya no, ahora vuelves al partido, sales de nuevo a jugar en la cancha, pero sin equipo, como la estrella de esa escuadra mediocre que levanta las ligas y las copas, ahora eres tú, y los demás te importan una mierda. Por fin lo has entendido todo, enhorabuena.

Atentamente:

Tu.  

viernes, 6 de noviembre de 2015

356 DIAS


La mar había visto la calma y la tormenta de 356 días sin sentido. Ron barato, y la compañía de trovadores melancólicos llamaban a las puertas del camarote de aquel que se encontraba pilotando un barco en soledad.

Las velas, los trinquetes y las gavias se movían al azar mientras caminaba por el sendero fijado por las lunas nuevas de esperanza que más que esperanza traían la oscuridad de los paneles ajados de velas humedecidas por una brisa fantasmagórica que alejaba los sentimientos confundiéndolos con falsa alegría.

Despoblados los puertos de conciencia, y poblados con las malditas gaviotas que engalanaba sus plumas pensaba que su camino había sido determinado por la crueldad de Neptuno, que le enseñaba cada día un espejismo de realidad adulterada mientras cambiaba su ser por un futuro que ni existía ni iba a existir.

La suave luz de la luna en el hemisferio norte, una fría noche de septiembre, y por fin lo vio, ese rayo de luna que amortiguaba las faldas de la montaña y que por fin le permitían ver la costa poblada de lucidez que acompañaba a lo que el ya conocía, pero por desgracia la mala suerte continuaba vagando a su lado cubierta en una blanca capa que desesperaba a la muerte, su costa se alejaba de el mientras otros marineros pisaban la gris arena que ellos no querían pisar, y que tan solo pisaban para sentirse en tierra, desterrando a la costa de una razón por la que sentirse viva y habitada.

A su anhelo de costa le volvía a seguir bañado en la ignorancia, la desidia de los espejismos creados por falsas sirenas, que no querían cantar pero si que le cantasen, y allí estaba él, el marinero cantarín alegrando a las sirenas de los mares de los bares, dejándose atrapar por sus conciencias.
Buceando en el mar de las entrañas de la bestia mientras buscaba en la profundidades algo que aliviara su sentida soledad y lo acompañara en el viaje que aún tenia hasta la costa que se desvanece.

Un día de octubre por fin la vio, más cerca y más brillante, la tarde prometía que ese día si la alcanzaría, tantas botellas lanzadas con mensaje, tantas lágrimas al mar y allí la tenia a sus pies mientras la leve brisa empujaba sus velas rasgadas, el pilotaba el timón, y con su cara al viento lanzando improperios al dios maldito que lo había condenado, por fin podía soltar las carcajadas tan buscadas por una garganta seca de no hacer mas que cantar a las bastardas sirenas que cada noche le engañaban confundiendo su mente.

Y de nuevo lo sentía, sentía el abrazo de la diosa fortuna derrumbada sobre el pedestal, cansada de jugar con el y con su destino, salto del barco y comenzó a nadar tan rápido que el aliento le hacia tragar el agua salada repleta de algas que detenían su ritmo.

Una mano, y después la otra, su pecho por fin se acomodaba en la costa, se tumbo boca arriba y contempló el sol, un poco mareado dejó que el sueño pacificador se apoderara de él. La mañana llegó fría y húmeda, el sol tímido entre las nubes parecía decirle, “no tan rápido forastero, el tesoro de la isla está tras la selva, y la selva es peligrosa, ¿serás tan valiente como para atravesarla?”
Pero el ya no tenia miedo, ni sentía la soledad, ahora las gaviotas se habían convertido en sirenas, las sirenas en diosas y las diosas se habían fusionado en una gran montaña que ya si le apetecía escalar, y dispuesto a ello comenzó un nuevo viaje, volvió a los diarios de su castillo donde la musa lo visitaba cada noche para poder volver a recitarle poemas que no escribía pero que le salían del corazón. Allí en esa isla, volvió a sentir quien era en realidad, El Príncipe del mar.  

miércoles, 21 de mayo de 2014

MICRORELATOS


Stendhal”

Miraba sentado desde el aparato volador las siluetas de los edificios que habían sido su casa durante esa corta semana, los colores pastel de las fachadas se arremolinaban en su mente como gotas del recuerdo mezcladas con aromas a Barbieri y susurros del Arno, en su paladar aún sentía las bisteccas y pastas degustadas durante ese tiempo, pero el sentimiento de dejar una parte de su ser allí en la ciudad mas elocuente de las que había visitado era muy superior. Las frías tardes rellenas con la compañía de aquellos que lo acogieron en su casa como a uno de los suyos, las dulces mañanas paseando entre la lluvia mientras contemplaba las grandes obras realizadas por esos hombres que no eran unos cualquiera, ese sentimiento de grandeza cultural lo acompañaba en su despedida mientras desde lo alto las primeras luces del alba reflejaban el adiós en la magnifica cúpula de Brunelleschi, un adiós que en su recuerdo sonaba mas bien como un hasta luego, cerró los ojos y vislumbró lo que para el era una certeza, Ritornare presto Firenze.



EL RECUERDO DE SU PUEBLO.”


La desazón se apoderaba de su ser mientras recordaba los momentos felices en aquella tierra tranquila de cuando era niño, gentes y momentos le venían a la mente mientras dibujaba en las blancas hojas las palabras melancólicas que le traían a su mente la fecha en la que se encontraba, un recuerdo, un sentimiento y de pronto, los ruidos impertinentes del trafico que volvían a interrumpir su momento de calma, pero ya se había acostumbrado, desde que aquel día que dejó su amado pueblo, para instalarse en el bullicio de la ciudad, entonces supo que jamás seria tan feliz como lo fue de pequeño.


EL GLADIADOR AZABACHE”


Había luchado intentado batir a mi enemigo con mis armas, pero los ojos estaban cegados, la boca seca no me dejaba tragar la saliva, y el aire rancio empapado de esa asquerosa tierra quemaba mis pulmones, fui atravesado por la espalda mientras me defendía de la bestia acorazada, los movimientos de ese rojizo gabán engañaban a mis sentidos, mientras sentía como la fuerza se me escapaba con cada gota de sangre, luchaba por mi vida. Pero lo que no podía entender era por que esas personas vitoreaban a mi asesino. Un solo momento de descanso intentando coger aire cuando de nuevo el frío acero atravesó todo mi cuerpo hasta llegar a mi corazón, mientras el acoso de sus compañeros enrarecía mas el aire, caí sin fuerzas en la arena, note el sabor de la sangre en mi boca y sin poder defenderme, rodeado de esos animales me vi muerto y arrastrado para regocijo de la concurrencia que había acudido a ver lo que tantas veces escuche cuando vivía libre, La fiesta nacional.


“LA MUERTE DEL TRAIDOR”


No podía imaginar ni por un momento, que todo aquello fuera suyo, pero en su interior no podía sentirse mas feliz de haber matado a su maestro esa noche, aunque al ver aquella capucha negra cerca de la puerta comprendió que el karma siempre cobra sus deudas. y que en realidad el que había muerto era él.

lunes, 10 de febrero de 2014

LA AMANTE DEL ENTERRADOR

 
Rodeado de lunas borrachas de aguardiente
despertando soles robados de tardes de noviembre
luces y sombras alumbran su camino
que entre velas encendidas lo llevan a su destino

Romances de colores que entre el cielo están
llorando las penas de un noble rufián
que escribe con tinta pues sangre no tiene
y no le queda tiempo para sus quehaceres

Su carro no esta cargado de estrellas
tan solo las mantas y un par de botellas
lo acompañaran allá donde vaya
buscando candela,y en su corazón
una habitación cerrada por ella

El espera que habrán la puerta secreta
sin llaves ni cerrojos que la sujetan.
Con palabras firmes de bocas sedientas
de tardes calurosas y mañanas de cerveza

Los pájaros callan
las luces se inquietan
los balcones tiritan
al pasar de sus yeguas

la gente le huye
la muerte le anhela
llorando derrumbes
de noches de estrellas

entre trago y trago la encuentra mas cerca
a esa bella dama que tiene a la vera
cuanto ha de pasar hasta verse con ella
mil noches y un día es su respuesta

Por fin lo añorado,
Lo siente mas cerca
tal vez sea esa flecha
que su pecho atraviesa

Su dama lo espera
vestida de negro
sentada en la calesa
lo acompaña a su entierro

Que dulce el sabor
de los besos de la parca
como extrañaba
los besos de su amada

viernes, 7 de febrero de 2014

Una historia de la guerra.


Miraba por la ventana los tristes campos de aquel pueblo lleno de ilusiones robadas. Guerras y hambrunas habían dejado todo aquello desolado en cuestión de un par de años. Tanto tiempo hacia que no veía el lugar donde nací, perdido en la inmensidad de las batallas había olvidado el olor a tierra mojada cuando llovía, las flores frescas de la primavera brotando en aquella vasta pradera que tantas noches había imaginado en las sucias trincheras de la guerra.

Cuanto mas alejado estaba de mi primera casa, mas la echaba de menos. Yo no quería combatir, era feliz en mi pequeño mundo, pero aquel día, 30 de julio del año 1936 los soldados vinieron al huerto donde trabajaba con mi padre y nos llevaron a los dos, por la fuerza y encañonados con sus armas nos obligaron a luchar por unos ideales a los que no respondía nuestra poca inteligencia.

A mis 16 años fui trasladado al frente, mientras mi padre, un anciano, trabajaba en las manufacturas de la guerra, creando armas y municiones, hasta que un día decidió no volver a fabricar mas instrumentos de muerte y se rebeló contra los soldados, proclamando su antifascismo, a lo que la respuesta de estos fue muy rápida, un tiro en la cabeza y todos a trabajar. O eso fue por lo menos lo que la carta de un compañero suyo decía, y que yo recibí al poco tiempo de entablar batalla con los maquis en sierra morena. Esas Guerrillas valientes, a los cuales yo consideraba mis hermanos, y que por circunstancias de la vida eran mis enemigos.

Pero con mi padre muerto, ya no me quedaba la esperanza de volver a ver la vida en mi pueblo, así que armado de valor, y con el corazón despejado de miedo por la gran perdida que había sufrido, hice un hatillo con mi ropa de paisano y aprovechando la larga espera de aquella noche sin luna me fui de las trincheras y deserté, tome la boina calada de uno de aquellos cadáveres que descansaban en la fosa en la que los habíamos echado la mañana anterior y que estaban esperando la cal que debía deshacer sus cuerpos para que pasaran a la madre tierra y me fui con los que consideraba hombres justos y de principios.

Era difícil para un soldado vestido con los ropajes del bando sublevado pasar desapercibido por eso a unos pocos kilómetros de la trinchera en la que había pasado mucho tiempo a mi parecer, y junto a un arroyo, me despoje de mis sucias ropas, y me bañé, tal vez con la intención de quitarme el olor a muerte de encima, o por el mero hecho de no sentir esos ideales y comprender que mi alma estaba sucia con los crímenes cometidos, aun recuerdo a aquellos niños que sin tener ni idea de lo que hacían insultaron a nuestra columna de hombres armados, Nuestro capitán Amador Martín , nos eligió a mi y a un pobre imberbe de 14 años, nos dio dos ametralladoras y nos dijo disparad, nosotros al principio dudamos pero cuando sentí el frío acero del cañón de la pistola en la sien, no dude en apretar el gatillo y matar o mejor dicho masacrar a diez niños inocentes. Nunca me he recuperado de aquello, y no creo que lo haga jamás.

Esa y otras muchas razones iban calando en mi mente cada vez mas, con el deseo de coger una de esas ametralladoras y acabar con todos aquellos hijos de puta que nos obligaban a hacer cosas así, me iba cada noche a dormir, y aunque no lo hacia, siempre pensé en escapar, pero, el recuerdo de mi pobre padre me lo impedía, y ahora que lo habían ejecutado ya por fin me sentía libre, no podrían dañarme ya, pues lo único que me quedaba era mi padre y ya se había ido.

Camine durante mucho tiempo, pero no encontré a nadie, amaneció y los campos de la sierra parecían tener un olor parecido al lugar donde me crié, pero sabia que estaba muy lejos de mi modesta casa, casi sin darme cuenta encontré una pequeña cueva, y pare a descansar allí, beber un poco de agua y comer unos trozos de las viandas que había cogido de mis provisiones en el frente. Después de haber dormido unas horas, me dirigí a un pueblecito blanco, típico de la sierra que se encontraba en mitad de un valle.
Mientras me acercaba, los hombres me miraban con temor, nadie trabajaba en los huertos ni en los campos, todo estaba arrasado y cubierto de sal, esa consecuencia de la guerra que yo también había hecho en el principio, era una manera de conseguir mediante el hambre que la población sintiera pocas ganas de combatir, pues el hambre los alienaba.

Miré en la cartera y solo tenia un par de monedas, así que fui a la tienda mas cercana a ver si podía conseguir algo de comida, y con lo poco que tenia pude comprar un poco de pan y una lata de conservas de las cuales me había vuelto receloso pues no había dejado de comerlas ni un solo día desde que me llevaron por la fuerza al frente.

Sentado en una piedra junto a una casa derruida comí y bebí lo que tenia para ponerme de nuevo en marcha siguiendo con mi búsqueda de los maquis para intentar unirme a ellos en la lucha contra lo que había defendido por la fuerza.

Las sierras estaban vacías, nadie sabia donde encontrar a los Maquis, que yo deseaba tanto hallar, y que era una ardua tarea, poco a poco sin desfallecer me dedicaba a preguntar en los cortijos, y aun arriesgando mi vida, pues las cosas estaban muy serias, conseguí que los maquis me encontraran a mi, después de pasar algunas pruebas que me pusieron y de las cuales no describiré ninguna logré ser aceptado.

Poco tiempo pasó para que conocieran mi historia, y aunque algunos recelaban de mi muchos me otorgaron la confianza que tanto tiempo había necesitado en el otro bando. Mi primera misión con los maquis consistía en volar un tren que se dirigía de Córdoba a Peñarroya, que iba provisto de municiones, provisiones, y hombres hacia el frente del triangulo Valsequillo-La Granjuela-Los Blazquez.

El día de antes llegamos a un paraje conocido como Las Erillas, donde pasamos la noche, eramos 5 hombres, dos francotiradores franceses, un experto en explosivos, un joven inexperto en la batalla y yo. Nuestra misión era vital para evitar que las tropas franquistas no recibieran las provisiones y vieran mermadas sus fuerzas, mientras los demás atacarían con la ayuda del batallón zapaiev para recuperar el triangulo y liberar a los presos que se encontraban el el campo de concentración de La Granjuela.

Cuando la noche era mas oscura, nos dirigimos a un pequeño puente que había justo encima del río Guadiato, era la ubicación perfecta para nuestra misión, el joven y yo nos dirigimos andando hacia la patrulla que vigilaba el puente, cuando un par de disparos silenciosos acabaron con ellos, nosotros nos pusimos sus ropas y arrojamos los cadáveres al fondo del río, el experto en explosivos hizo su trabajo, pero nosotros debíamos permanecer allí hasta el ultimo momento, para que los soldados del tren no sospecharan nada, yo, acostumbrado al procedimiento cumplí a raja tabla con lo establecido, y justo cuando el tren cruzaba, la detonación hizo que el puente se viniera abajo y con el las esperanzas de que el tren llegara a su destino.

Al joven que nos acompañaba lo encontramos muerto a escasos metros del descarrilamiento del tren, no había tenido tiempo de alejarse lo suficiente, pero no paramos a llorar por el, tan solo lo despojamos de toda identificación cargamos nuestro transporte con lo poco que pudimos recuperar del descarrilamiento e incendiamos el resto y volvimos hacia nuestro cubículo a presentar los informes correspondientes.

jueves, 30 de enero de 2014

VERTEDERO


Bienvenidos a las cornisas que nublan la razón mientras un bukake de palabras engalanan tu mente y son casi imposibles de tragar por esa garganta reseca de coces de burros que abarrotan las temidas costuras de un traje que no tiene tiempo de ajustarse a las extrañas sensaciones térmicas que deja un invierno menos frío que el culo de un pingüino.

Sientate a escuchar al trovador que se desvive por acicalar sus canciones ante un publico tan exigente que ignora los buenos acordes y tan solo observa, sereno, a que cometa un fallo para reírse en sus narices.

No importa cuanto, como, y en que gastaste tus fondos intentando inventar una nueva sinfonía que acogiera a todos en un mismo regazo y que ahora los desperdiga alejándolos de su madre hacia otras tierras lejanas donde se aprovecha mejor su talento. Si, esas tierras que antaño fueron conocidas por todos pero que, durante un tiempo esperaron pacientemente a que aquellos que las levantaron regresarán para poder volver a hacerlas mas grandes, a costa de nuestra inversión en trabajo ocio y sacrificio.

No importa ya lo conseguido tan solo el ahorro de decir adiós a un pueblo que, se desvivió por ellos y que se siente traicionado por los perros que deberían guardar el rebaño, pero que han dejado de lado sus disfraces para ponerse la piel de lobo y devorar sin piedad a aquellos que una vez creyeron en ellos, y que ven truncada su confianza a base de palos en la cabeza y servicios bajo mínimos.

Realidad social de esa gran piel de toro que perturba a los pequeños habitantes que dibujan sin bloc ni bolígrafo sus vidas perdidas en tiempos de ladrillos y fútbol, mientras los mas débiles lloran en los portales por un misero trozo de lo que algunos llaman bazofia y que para ellos seria un manjar, pero que el consumismo capitalista ha convertido en fertilizantes para vertederos.

Fomento del miedo para convertir a los libres en esclavos, a los pobres en miseros y a los trabajadores en delincuentes que, bajo el dolor del bolsillo, ven su boca cerrada por ese temor infundido al que tan poco tiempo han tardado en acostumbrarse los carroñeros, que esperan tras las esquinas a que suene el silbato que los arree para cazar a su presa.

Los que deben ser protegidos son golpeados por aquellos que juraron protegerlos y servirlos, pero que se han puesto del lado de los lobos para salvaguardar sus culos podridos por una ideología ya obsoleta en la que el mas fuerte del estado murió dejando todo atado y bien atado.

Por ultimo y para que las batallas de la razón no queden envueltas en aromas de mierda y putrefacción debemos sentirnos culpables por contemplar toda esta basura desde la pantalla de cristal liquido que absorbe los intelectos mientras el calor del brasero calientas los testículos de esos que miran sin hacer una puta mierda.

miércoles, 12 de junio de 2013

HISTORIA DE UNOS “SALVAJES”


Lo difícil es empezar, dicen algunos y tienen razón, empezar lleva el proceso a la primera prueba para nuestras mentes.

Esa palabra nos sugiere muchas cosas, muchas ideas se arremolinan en nuestras cabezas y es importante elegir bien cual va a ser tu idea, a veces te equivocas, caes y te levantas, eso es lo bueno que tiene ser fuerte, caer y levantarse, sentir el dolor del golpe en el costado como la patada que nos propina nuestro orgullo herido, como el león que se bate en la sabana cuando los búfalos han saldado las cuentas.

Pero aquí no hay búfalos ni leones, no quedan ya, ni lobos que aullen en nuestros montes recordándonos lo que un día fuimos, he aquí una historia primitiva, tan primitiva como esas tribus de las selvas, pues son ellos los que la cuentan, esos a los que nosotros llamamos salvajes, que ni son tan salvajes ni jamas lo serán como nosotros mismos, los que nos llamamos civilizados, que somos muchos mas salvajes que las fieras indomables de las que la historia nos habla. 


MITO DE LA SELVA 

Hace mucho tiempo, cuando los primeros hombres vagaban por la tierra, la armonía entre el hombre y la naturaleza no estaba tan resquebrajada como esta hoy en día, en aquel tiempo todo era limpio y puro, los animales y el hombre mantenían una relación de hermanos, como siempre debió ser.

El hombre compartía con todos los seres una tierra, a la que llamaban madre, y que los cuidaba y los protegía, el hombre como siempre ha sido cogía lo que necesitaba para vivir, nada mas, tan solo podía permitirse eso, y todos vivían en paz, y cordialidad, depredadores, presas, plantas y herbívoros respetaban el ciclo natural de las cosas, sin problemas, aun hoy respetan este ciclo.

Pero un día, uno de tantos, el hombre acompañado por su inteligencia engañosa se sentó al lado del curso del gran río que transcurre por donde la vida surgió de las fuentes de los dioses, en la piedra que tenia su nombre, pues todo fue así creado. La tristeza lo embargaba e invadía todo su ser, no entendía muchas cosas, los animales se dieron cuenta de ello y al tercer dia de estar alli sentado una gran cantidad de animales se le acerco.

El león, rey de la selva le dijo:


  • Hombre, no nos gusta verte así de triste, ¿que podemos hacer por ti? Pidenos lo que desees y te lo concederemos.

El hombre respondió:
  • Quiero ser fuerte,
El león le dijo:
  • Yo te daré mi fuerza, la tendrás en tu corazón para que puedas hacer frente a todas las situaciones, Y el hombre tomo la fuerza del león y la alojó en su corazón,
El hombre volvió a pedir:
  • Quiero tener buena vista,
El águila le dijo:
  • Tendrás buena vista porque yo te daré la mía, para que puedas ver mas allá de las palabras, y sepas discernir entre los engaños.
El hombre tomo la vista del águila y la alojo dentro de si, pero aun no estaba contento y dijo
quiero ser silencioso para poder cazar,

La serpiente le dijo:
  • Yo te daré mi silencio, y podrás cazar y alimentarte de carne.

Pero aun estaba triste y volvió a pedir:
  • Quiero ser astuto.
El zorro le dijo:
  • Yo te daré mi astucia para que puedas controlar tu inteligencia y tus impulsos.
Con todo lo que obtuvo el hombre se marchó contento, dando saltos de alegría, y todos los animales se alegraron por el, todos excepto uno, el Búho.

Al verlo el León le pregunto:

  • ¿por que no te alegras por el hombre?, 

A lo que el búho respondió:

  • no puedo, tengo miedo. 

Y el león volvió a decir:

  • no tengas miedo por el tiene todo lo que necesita para sobrevivir. 

Volviendo el Búho la cabeza hacia el león le dijo:

  • Tengo miedo por nosotros, por que al mirar al hombre a sus ojos he visto un agujero tan negro y tan insaciable que cada vez será mas y mas grande hasta que acabe con todos y con nuestra madre Tierra, y este es el principio de nuestro fin, las virtudes que concedimos al hombre no podrán parar el agujero, sino hacerlo cada vez mas grande hasta que ya nada exista.

Esta historia no es mía, yo tan solo la plasmo en estas lineas escritas para que quede constancia de la sabiduría de esos pueblos, “salvajes” como así los llaman, pero lo importante aquí es la pregunta ¿son realmente tan salvajes como creemos? O por el contrario ¿los salvajes somos nosotros?

 

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